viernes, 3 de abril de 2009

COMEMOS EN SOMONTANO

Recorriendo el Somontano, conocemos la Posada de la Lola, en Buera, famosa en la comarca por su cocina y su pequeño hotel con encanto en el que cada habitación tiene su diseño, su decorado e incluso un nombre propio. El restaurante tiene capacidad para 37 comensales, nos comentan sus dueños, algo inaudito si observamos su mínima cocina. Por otro lado tampoco te presentan una carta para elegir, comes lo que ellos preparan ese día, que si coincide que es algo que no te gusta, estás fastidiado, que se lo pregunten a Cristóbal con su alergia a la cebolla. Esta es una forma de restauración muy agradecida para el cocinero, pero poco seria para los comensales.

La hoja de ruta nos lleva hacia la Casa Samper, en Salas Altas, en pleno centro del Somontano, donde se asientan una buena parte de las bodegas, en la que el paisaje lo forman un sin fin de cuidados viñedos. Este es un precioso restaurante que parte de la restauración de una bodega, en la que han incluido toques de diseño modernista, consensuado con la piedra antigua y aprovechando los espacios, dando una sensación equilibrio entre comodidad y tradición. Comienzan aconsejándonos un vino tinto, Fuerza 27 de la bodega Sers, todo un descubrimiento, pasando a degustar un menú del que destacaría la careta de cerdo y sales de colores, y sobre todo el postre, bombones de chocolate sobre sopa de arroz con leche, para repetir.











Al día siguiente comemos en el Hostal Restaurante Pirineos de Barbastro, donde después de una original crema de lentejas con trufa, dimos cuenta del ternasco que estábamos esperando, que por influencia de tierras de mas allá de los mares del sur, vino acompañado de un cuscús.


martes, 31 de marzo de 2009

PASTILLO



El Pastillo es un postre típico de la zona de Barbastro, con una base muy simple, dos partes de masa de harina envolviendo a una capa fina de una especie de puré de calabaza muy dulce. Se mete al horno y a esperar. Curioso, no se hace en las pastelerías, solamente en las panaderías. Rico si te gusta la calabaza y aunque insisten en que lo probemos caliente, en mi opinión frió lo saboreas mejor; pero no seré yo quien discuta las tradiciones ancestrales.


Una deconstrucción libre de este postre también la tomamos en la cena, y por mucho que nos intenten decir que los componentes son los mismos, lo mejor sería llamarle de otra forma, pues ni en sabor ni en elaboración tienen el mas mínimo parecido, sinó fijaos en las fotos.

ALQUEZAR

Villa medieval situada en el Somontano, Huesca, en el medio natural protegido del parque natural de la Sierra de Guara.
Sus paredes restauradas respiran calma, amabilidad y descanso. Cuenta la tradición que todas sus casas estaban comunicadas entre si y cuando se producía una invasión sin necesidad de salir a la calle se refugiaban en la fortaleza.

Nos alojamos en el hotel Villa de Alquezar, levantado desde la restauración de la antigua casa familiar. Al encontrarse en lo alto del pueblo sus vistas van mas allá de las calles empedradas o de la iglesia de San Miguel, incluso de la famosa colegiata de Santa María la Mayor, puedes disfrutar del río Vero y de toda la sierra.
Si lleváis niños, adaptan las habitaciones para cuatro personas, y algo importante es que sus precios son muy competitivos y no varían a lo largo del año.
Como curiosidad, mencionar que todas las chimeneas de Alquezar, tienen espanta brujas dentro de pequeñas vasijas, habelas hailas.




domingo, 29 de marzo de 2009

DESTINO PIRINEOS

Destino Pirineos. Comenzamos nuestro viaje hacia la comarca del Somontano.
Esta tierra cuenta con 29 municipios y cerca de 23.000 habitantes. Tiene una situación geográfica estratégica, en el centro de la provincia de Huesca, a unos 100 km de la frontera con Francia, a 190 km de Tarbes y 230 de Saint-Gaudens en el punto de confluencia de los valles del Pirineo Oriental y en un eje viario (carretera nacional 240) que comunica las pujantes regiones de Cataluña, Navarra y País Vasco.
Según llegamos a Barbastro vamos directamente a cenar. Nos están esperando en el restaurante Flor y como la hora apremia, más por el hambre que por el reloj, participamos en el II Monográfico sobre Bacalao que este afamado restaurante celebra por segundo año. De los siete platos que nos ofrecen, prometo que comí de todos, destacaría el crujiente de corteza de bacalao, sorprendente, y sobre todo los callos de bacalao, una exquisita creación del cocinero Alberto Noguero, de difícil elaboración, que la presenta acompañada de habas y menta.


Nos vamos a dormir a Alquezar y eso, mañana seguimos.