lunes, 24 de marzo de 2014

PARADA DAS BESTAS

Cristobal trabajando
Pazo Vilaxión
Aprovechando que el tiempo parece ser primaveral, o como diría mi amigo Moreno," nos da un chance", recojo a Cristobal Ramírez y nos vamos hacia la zona de Palas de Rei y  Antas de Ulla, provincia de Lugo, con la intención de ver el castillo de Pambre, que esta en medio de una importante reconstrucción, ya era hora, y  un interesante Pazo de Vilaxión
 Pero claro, en medio tuvimos que hacer un esfuerzo y comer en el magnifico restaurante Parada das Bestas en el lugar de Pimbre. 
Como sabéis, y si no lo repito, fue considerado el mejor Restaurante  Rural de España. Para no perder las maneras pasamos por allí y reservamos la comida y de paso, por aquello de  "ya que estamos", degustamos un desayuno a base de queso de Arzúa y cecina regada con un chorrito de aceite de oliva. Nada serio, solo era para coger fuerzas y seguir el camino
 Resulta que en Pambre no pudimos entrar por el frenético trabajo que están a hacer y los descubrimientos arqueológicos tan interesantes que se producen en cada capa de tierra que se levanta, dejando al descubierto ya en el patio de entrada tumbas de las que no se tenia constancia.
De camino nos acercamos al Pazo de Amarante, del que Cristobal muestra su indignación pues parte de la muralla que se derrumbo hace años, sigue tirada sin que nadie haga nada, y me habla de otro pazo a visitar que yo no conocía, Pazo Vilane. Cuando llegamos mas allá de una construcción señorial recuperada poco a poco, existe toda una industria alrededor de gallinas en libertad y sus huevos camperos. Interesante y arriesgada iniciativa, que esta dando riqueza a la zona.

Atención, hora de comer; estamos cerca de Parada das Bestas por lo que en 10 minutos estamos sentados a la mesa. Para empezar unos croques o berberechos al vapor, unas zamburiñas a la plancha y saquitos de calabacín rellenos de ternera gallega, puerro y pistachos, regados con salsa de naranja y semillas de amapola, delicioso, además aportando algo de verdura, que no se diga.
Pasamos al plato principal, Cristobal se inclina por una pierna de cordero al horno y yo un solomillo al punto. Uno el rey del castillo y otro es señor del pazo. Mi compañero de mesa y mantel protesta porque es mucha cantidad pero ni la prueba ofreció. Esto último nos puso en la tesitura de tener que volver otro día pues no puedo quedarme sin catar ese cordero, a la par de un follao de verduras, con el que ya no nos atrevimos, pues no queríamos perdonar el postre; un helado de mencía con frutas del bosque y bica gallega y un helado de nuez con una teja de almendra










El rey y el señor se retiraron plácidamente.