lunes, 21 de junio de 2010

TE COMENTO










Un grupo de escritores y profesionales de la literatura de viajes, editores, periodistas, diseñadores gráficos y alguno que nos dedicamos al buen beber y mejor comer, nos fuimos para Estella en Navarra, para comenzar desde este punto nuestro peregrinar hacia Santiago.
Ni que decir tiene que este Encuentro de Autores en el Camino, estuvo inmerso en unas agotadoras sesiones de autobús, con intercambios de experiencias, fotos patronales y la magnífica dirección de Manuel a la hora de contar y poner cara de buen sufridor, la parte llamada horario no estaba en nuestras educadas intenciones.

Te Comento….. éramos todos estos, Marino González, Fernando Martínez Laínez, Alberto Egea, Jordi Lloréns, Pere Tobaruela, Grethe Christensen, Xosé Mª Palmeiro, Lois Celeiro, Antonio Soto, José García, Telmo Rodríguez, Tania Hermida, Juan Piñeiro, Xosé A. Perozo, Ledicia Costas, Gabriel Pernau y Pablo Arribas Briones.
El primer día la cosa empezó a salir un poco rara, Antonio Soto Rocha y yo, dos fornidos caballeros de las cortes Navarras nos quedamos rezagados para proteger la retaguardia de las hordas invasoras y olvidados de la mano de Dios nos hacemos los primeros 117Km, o más, solos y a pie. Los señores feudales y sus guarda espaldas se fueron a tomar un refrigerio a sus aposentos llegando nuestro sufrimiento hasta cotas indescriptibles y cuando divisábamos el palacio de Irache, tuvieron a bien reconocer nuestro esfuerzo enviando un carro tirado por espléndidas yeguas para hacer nuestra entrada triunfal en los comedores del reino.
Que decir tiene que al día siguiente prestos y sobre todo experimentados, nos arrimamos a un buen celeiro, que sigue en pie desde tiempos ancestrales sin que ningún fuego o ataque hostil pudiera hacerlo caer en manos enemigas.










Marino, te comento….. En Santo Domingo de la Calzada para reponer fuerzas, pues beber no se podía por culpa del asedio enemigo, nos refrigeramos con unas patatas a la riojana y unos pimientos rellenos que nos dieron una dulce tarde de descanso, para llegar a tierras del Cid en Burgos con la frente limpia y alta, donde las autoridades cual héroes se tratara, nos abrieron las puertas del palacio con un perfecto catering y un honroso zumo de uva fermentada.
Por la noche la camaradería se convirtió en complicidad para saltar los muros del castillo y descubrir la cultura escondida de la noche, siguiendo al oteador Pepín Garcia.... Sin más.









Marino, te comento……. Al alba Paz, encargada en todo momento por las comunicaciones con los aliados del exterior, pone firmeza femenina e impone indiscutiblemente la idea de León, que sin melena accedo y subo hasta lo alto para ver el horizonte a través de los colores de los cristales del tiempo. Descubrimos el Palacio de Jabalquinto donde los posaderos nos regalan un chupito de crema de tomate, una cecina regada con una generosa hilera de aceite de oliva y puerros hervidos, para seguir con un rodaballo y finalizar como reyes con un arroz con leche y azúcar caramelizado.
Desde este momento la tropa comenzó su algarabía, y en el Barrio Húmedo no quedo tristeza……. ni vino.
Proseguimos hacia la Cruz de Ferro, apartando manadas de ciervos y cabras montesas y ya, sin querer, en el Cebreiro nos apostamos. Inspeccionamos a pie, las inmediaciones del Monasterio de Samos, vigilantes los contrarios a nuestras creencias acechaban las posadas de la Pontenova.
Marino, te comento…….. Nuestra llegada a Lugo, tarde por cierto, supuso la obligada inspección en busca de enemigos de la noche, desde su ancestral muralla para, una vez dentro, acercarnos al Mesón Alberto y desde su atalaya degustar entre muévete y estate quieta, filloas rellenas de mejillones y crema de erizo, empanada de vieiras, grelos con marisco y solomillo de buey. Fastidiamos las 1.500 pesetas.







De la noche poco que decir,
pues pronto de día se hizo
y llegamos a Santiago que era nuestro compromiso.
Nos reciben con honores.
Nos presentan en sociedad.
Nos curan en el Hospital de los Reyes Católicos
y nos dicen mañana, más
Santiago de Compostela nos dejo descansar, el aperitivo fue en la Curtidoira a base de codillo de cerdo y lubina a la espalda, aunque yo siempre de frente, para no perderme un mus, y envido, de chocolate blanco y canela.







Marino, te comento ……. Recorre la Praza do Obradoiro, busca talleres, platerías y azabaches, acuérdate de Fonseca y no vuelvas a tu feudo sin los presentes y la idea de lo comentado.

3 comentarios:

maria josé dijo...

Agotador camino , sin duda....latspe

cristobal ramirez dijo...

Tiene razón María José: agotador, muy agotador... incluso hay cosas peores en la vida... :-)

Elena Goyanes dijo...

Ya me gustaría a mi agotarme así...