Supongo que habrá multitud de estudios sociológicos sobre este hecho, pero ni se me ocurre buscar las razones de tal costumbre, solo puedo comentar lo bien que nos queda el cuerpo después de una tarde de “rondas”.
Acompañando a Manuel, Chus y de vez en cuando a Chema, descubro uno de estos infinitos sitios en los que lo del vino es un arte, con decantación incluida si hace falta, y en el que las cañas las tiran con salero, La Dehesa en la plaza de Recife, bueno creo que encontraremos a mucha gente que la conoce como la plaza de San Pablo, por la iglesia que esta en ella. Tienen la buena costumbre de acompañar con un pincho todo lo que sirven y a partir de las 13:00 h siempre se esmeran con una tapa caliente que reconstituye el cuerpo. Es el típico bar para acercarte a la barra, pero tiene una terraza en la que los cativos pueden corretear, porque la plaza está cerrada al trafico. Al fondo en un comedor pequeño pero muy coqueto y que se presta a la tertulia, presentan una carta de alta cocina con productos esmeradamente seleccionados.
Si podéis, acercaos un día, que alrededor de la plaza tenemos más tascas y cervecerías que merecen la pena, de las cuales hablaremos otro día.
“Tres amigos, cuatro vasos y el mundo se puede parar “
1 comentario:
Quien tuviera movilidad y cuartos para ir de tapita en tapita por Coruña!
Un saludo!
Publicar un comentario